El Espectador.
Colombia es parte fundamental de los planes de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (Unodc) de cara a 2025. La institución abrió su primera oficina regional en Bogotá para así coordinar las acciones en más de 20 países y seguir luchando contra el narcotráfico y las raíces que ha dejado la violencia. Ghada Fathi Waly, directora ejecutiva de la Unodc y antigua ministra de Solidaridad Social en Egipto, estuvo en Colombia y habló con El Espectador.Waly se refirió a los planes que la Unodc tiene para Colombia en los próximos tres años, a la implementación del Acuerdo de Paz en articulación con la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y los retos en seguridad que tiene el Estado. Por unos días estuvo en Caucasia (Antioquia) donde fue testigo del daño ambiental causado por las rentas ilícitas de la minería ilegal y los cultivos de coca. Espera que el país enfoque sus esfuerzos en la reducción de la demanda de la droga, la sustitución de cultivos ilícitos y la prevención del lavado de activos.
Alcanzar un proceso de paz pleno toma tiempo en cualquier país. Es un camino largo y siempre se encontrarán retos. Los grupos de la delincuencia organizada buscan controlar territorios, particularmente en aquellas áreas en las que el gobierno está tratando aún de cubrir las necesidades de la población; es por esto que los procesos de paz representan una amenaza para la delincuencia. El gobierno debe continuar con sus esfuerzos para responder, de forma oportuna y efectiva, a los desafíos que se presentan, particularmente en zonas remotas, en donde las personas son altamente impactadas por las economías ilegales y es necesario brindar oportunidades de educación, acceso a la justicia, seguridad alimentaria y paz, de manera integral y sin dejar a nadie atrás.
Estas acciones deben enfocarse, no solo en la represión criminal -que es una estrategia válida- sino también deben incluir enfoques para fortalecer la paz, seguridad y el progreso, desde una visión de desarrollo alternativo, acceso a la justicia y reducción de la demanda de drogas. De acuerdo con nuestra Visión Estratégica, la prevención de la corrupción es un elemento esencial para construir confianza en las instituciones locales, regionales y nacionales para promover un país sustentable.
La Corte Penal Internacional concluyó su examen preliminar a Colombia hace tiempo. ¿Usted comparte la postura de que ha habido progreso en el sistema de justicia, especialmente con la implementación de la Jurisdicción Especial para la Paz?
Con base en la experiencia de Unodc colaborando con el Sistema de Justicia en Colombia, puedo comentar que hemos notado el progreso realizado en el país. La Jurisdicción Especial para la Paz es una entidad con verdadero valor agregado cuyo trabajo debe continuar para abordar aspectos relacionados con el Proceso de Paz de manera incluyente.
Es un modelo único y su implementación tiene varios retos, pero es por sí mismo un gran avance en cuestión de reconciliación, verdad y reparación para las víctimas. Es un modelo que puede inspirar reconciliación en otros conflictos activos en el mundo. Unodc está lista para continuar apoyando a las instituciones y la población de Colombia en los aspectos relevantes relacionados con nuestro mandato, incluyendo el fortalecimiento del sistema de justicia.
¿Cómo deben enfocarse los esfuerzos de cooperación regional para solucionar el problema de las drogas?
Abordar el problema mundial de las drogas requiere que las distintas instancias adopten en conjunto un enfoque equilibrado y humano que haga frente a la oferta y la demanda, lo que incluye garantizar el acceso a los servicios de tratamiento y atención.
En este aspecto, la cooperación regional será determinante para garantizar el éxito de los resultados, en particular a través de: El intercambio de información, inteligencia e investigaciones conjuntas para incautar sustancias ilícitas y desmantelar las organizaciones dedicadas al tráfico de drogas; y la réplica de mejores prácticas en materia de desarrollo alternativo, reducción de la demanda de drogas y tratamiento y atención. Colombia tiene una importante experiencia y competencia en estas áreas y puede desempeñar un papel clave liderando iniciativas regionales.
De acuerdo con los planes de Unodc para 2025, ¿Cuáles son los problemas que el Estado colombiano debe atender con urgencia y en el corto plazo?
Los retos que aborda nuestra Visión Estratégica para América Latina y el Caribe no son exclusivamente colombianos, sino regionales. Se trata de fenómenos transnacionales y se requiere que todos los sectores relevantes trabajen en conjunto para enfrentarlos de manera efectiva. Es una responsabilidad compartida. Si la oferta de drogas existe en un país, es porque hay una demanda de sustancias ilícitas en otro lugar. Lo mismo ocurre con otros flujos ilícitos. La corrupción y un sistema de justicia débil hacen que nuestros países sean vulnerables a estas amenazas.
Unodc considera que se deben planificar soluciones sostenibles a largo plazo, con la participación de todos los sectores de la sociedad. Sin embargo, en el corto plazo, Colombia debe seguir fortaleciendo la justicia, el combate a la corrupción y, por supuesto, garantizar el Estado de Derecho en las zonas rurales que hoy cuentan con la presencia de grupos armados ilegales y fenómenos de crimen organizado asociados al narcotráfico.
¿Qué espera del gobierno entrante?
No es una cuestión de expectativas, sino de visión. Veo a Unodc colaborando con Colombia como lo hemos hecho durante 30 años. Nuestra experiencia, conocimientos y capacidades seguirán estando a disposición de las autoridades y del pueblo colombiano. Realmente esperamos seguir fortaleciendo nuestras alianzas con el país a través de iniciativas en curso y nuevas en áreas prioritarias del mandato de la Unodc.
¿Cuáles son los planes que se han articulado entre Unodc y el Estado colombiano para 2025?
Sin importar la naturaleza política de la administración del país, Unodc y Colombia han mantenido una colaboración efectiva por más de tres décadas. El lanzamiento de la nueva Visión Estratégica para América y El Caribe marca la renovación de nuestro compromiso por continuar trabajando con Colombia y la región en el abordaje del problema mundial de las drogas, la prevención y el combate a la delincuencia, y la corrupción.
Con base en las prioridades del país, los planes se desarrollan, discuten y acuerdan con las autoridades nacionales. Así ha sido por 30 años y esperamos continuar con esta dinámica en los años que vienen.
Colombia es un país con gran experiencia en la implementación de una amplia gama de iniciativas asociadas al mandato de Unodc (desarrollo alternativo, anticorrupción, lucha contra el crimen organizado). Nuestro objetivo es continuar apoyando a las autoridades, a través de asistencia técnica y asesoramiento en políticas y continuar fortaleciendo las capacidades nacionales, con la visión de contribuir a mejorar las vidas de las personas colombianas.
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